Este fin de semana probé el masaje Nuru en Ginebra. El ambiente era delicioso. El precio era de 300 por una hora.
Entro en el dormitorio y me siento como si hubiera entrado en el paraíso. Las sábanas son suaves y blancas, la música lenta y sensual. Ahí está ella, una hermosa mujer de piel morena y pelo negro que le cae hasta los hombros.
Me invita a desnudarme y a tumbarme en la cama. Me dejo llevar y ella empieza el masaje Nuru. Empieza por limpiarme con un paño suave y caliente, luego empieza a extender un poco de gel, un poco como látex líquido, caliente sobre mi cuerpo. Me masajea los hombros, la espalda y las piernas. Siento que los músculos se relajan y que floto en el aire.
Pasa a mi lado y me invita a tumbarme boca arriba. Empieza a masajearme los sentidos y luego pasa al vientre. Sigue masajeándome todo el cuerpo y noto cómo crece la pasión entre nosotros.
Me preguntó si quería que hiciera algo más íntimo, y dudé un momento. Pero como me miraba con expresión sensual, decidí decirle que sí.
Empieza a hacerme el amor, y es increíble. Somos dos cuerpos unidos y siento que estoy viviendo una experiencia mágica. Me gira la cabeza y veo las estrellas. Seguimos haciendo el amor hasta que tengo un orgasmo eléctrico.
Tengo una sensación de paz y satisfacción que nunca antes había sentido. Me ayuda a levantarme y a vestirme. Le doy un beso y me voy, pero sé que volveré muy pronto. El masaje Nuru en Ginebra es una experiencia inolvidable, y sí, quiero más.