No es ninguna sorpresa que los hombres vean porno, pero ¿y las mujeres? Cada vez se habla más de sexo, y es hora de saber un poco más sobre lo que ven las mujeres como porno.
Para empezar, 90 % de las mujeres admiten haber visto porno. Esta cifra ya es interesante, pues significa que las mujeres que no han visto una película o escena X son minoría. 1 de cada 10 mujeres nunca habría visto una.
De los 90 %, unos 50 % la ven regularmente. No hablamos de adicción, sino de consumo regular.
Está ampliamente aceptado que la mayoría de las mujeres prefieren ver escenas en las que intervienen relaciones entre personas del mismo sexo. Esta preferencia suele atribuirse al aspecto más suave y romántico de estas escenas, que hacen hincapié en la intimidad y la sensualidad más que en la excitación y el placer físico.
Además, las mujeres suelen preferir las escenas que implican relaciones entre personas de edades similares o entre parejas de experiencia parecida. Esto puede verse como una forma de conectar con los personajes y las escenas, y sentirse más cerca de lo que están viendo en la pantalla.
Por último, las mujeres suelen preferir las escenas de relaciones entre personas que parecen conectar y quererse de verdad, en lugar de las escenas que parecen forzadas o carentes de emoción.
Estas preferencias son importantes porque demuestran que las mujeres tienen preferencias e intereses similares a los de los hombres en lo que se refiere al porno, pero con un enfoque más íntimo y romántico. También puede indicar que las mujeres tienen necesidades diferentes en lo que se refiere al sexo y el placer, y que el porno puede ser un recurso útil para satisfacerlas.
Las mujeres ven porno, y la mayoría de ellas tienen preferencias similares a las de los hombres en cuanto al tipo de escenas que prefieren ver. Sin embargo, las mujeres también tienen preferencias distintas, que pueden verse como una forma de conectar con los personajes y las escenas, y de sentirse más cerca de lo que vemos en la pantalla. Esto demuestra que el consumo de porno es una práctica compleja y multidimensional, que debe considerarse de forma holística y no sólo en términos de estigmatización o moralización.